La ludopatía no es sólo un problema de adultos.
La ludopatía es considerada una adicción, se puede describir como una obsesión compulsión, o para llamarlo más fácilmente: Juego Compulsivo. Se estima que los hombres comienzan a ser jugadores compulsivos a una edad menor que las mujeres, éstas ahora conforman aproximadamente un 25% de los jugadores compulsivos y su comportamiento disfuncional tiende a deteriorar su calidad de vida más rápido.
Debido a la facilidad del juego por internet y la proliferación de casinos y salas de máquinas tragamonedas, los adolescentes están cada vez más expuestos a convertirse en jugadores compulsivos. Entre la gente joven los problemas de ludopatía se presentan prácticamente de la misma manera en que se manifiestan en los adultos: El mayor tiempo que se dedica al juego, los riesgos cada vez más altos, mayores costos y consecuencias, negación y síndrome de abstinencia.
Tanto en adolescentes como en adultos, las razones por las cuales las personas se vuelven jugadores compulsivos son las mismas y varían desde: hábito, soledad, aburrimiento, hasta ansiedad o depresión por nombrar algunas de las más comunes.
En el caso de los jóvenes (no exclusivamente) es más común el comportamiento compulsivo en los juegos en línea, chats, redes sociales e internet (incluyendo la pornografía).
Al igual que cualquier adicción se desarrolla tolerancia (cada vez necesitas más para satisfacer tu necesidad) y síndrome de abstinencia (si pasa mucho tiempo desde la ultima vez que jugaste sientes malestar emocional y físico).
El deterioro en la calidad de vida es evidente, cada vez dispones de menos tiempo para tus obligaciones lo que se traduce en un menor rendimiento (sea este académico o laboral) te aíslas cada vez más, no tienes vida social ni familiar, tienes problemas de pareja e incluso se presentan consecuencias graves como deudas de juego, falta de dinero para cubrir las obligaciones familiares o perdida patrimonial.
Si estás atrapado en el juego compulsivo lo mejor es que te detengas un momento de esta frenética necesidad y evalúes las graves consecuencias a las que te enfrentas. Busca ayuda. No se trata sólo de un mal hábito o de falta de fuerza de voluntad, es algo mucho más complejo y destructivo.
Ronny Schmatz Wolff
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