¿No puedes dormir? ¿Recurres al alcohol?

Paradójicamente una de las sustancias más usadas para relajarse antes de dormir es una de las que más interrumpen un sueño profundo y reparador. Estoy hablando del alcohol.

Al contrario de otras drogas que inducen al sueño y sobre las que no hay mucha información al respecto, afortunadamente sabemos más del alcohol y su impacto en nuestra salud así como en el sueño. En realidad el alcohol no es una buena alternativa para aquellos que quieren dormir plácidamente.

Muchas personas creen que consumir alcohol los ayuda a dormir bien. Es fácil identificar porqué esta creencia está tan arraigada, es una experiencia común que las personas se sientan somnolientas después de unas cuantas copas, unas cuantas más y caen dormidas. Esto se debe al efecto bifásico que el alcohol tiene en el estado de alerta y sueño. Lo cual hace difícil identificar los efectos negativos ya que los “positivos“ se presentan primero y son más obvios.

En pequeñas dosis o cuando el nivel de alcohol en la sangre está subiendo actúa como un estimulante debido a la forma sistemática en que el alcohol afecta al cerebro. Primero afecta las áreas que controlan la inhibición del comportamiento, relajamiento y euforia son sensaciones que se experimentan en esta fase.  Cuando la concentración de alcohol en la sangre sube o está decayendo hay un cambio: se experimenta un efecto sedante. Normalmente el cuerpo puede eliminar entre 10 a 20 mg/dl de alcohol por hora a un ritmo bastante constante. Esto se debe principalmente a la metabolización que realiza el hígado.

Cuando una persona comienza a beber una estimulación moderada y placer es lo primero que siente. A medida que suben los niveles de alcohol en la sangre y luego decrecen, sienten relajación y somnolencia. Este efecto da como resultado un menor tiempo para conciliar el sueño y dormir profundamente durante la primera parte de la noche. Se podría tomar este efecto como positivo y llegar a la conclusión que el alcohol es una buena alternativa para dormir bien, si el efecto terminara ahí.  

Desafortunadamente no es así, el alcohol sigue siendo eliminado de nuestro cuerpo y tiene un efecto de rebote, es decir: tenemos periodos de vigilia, nos despertamos varias veces. El sueño profundo y reparador (REM) se da en esta etapa la cual es interrumpida evitando un descanso adecuado. Es también en la etapa de sueño REM que soñamos, el consumo de alcohol puede ocasionar que tengamos pesadillas.

Debido a los efectos sedantes del alcohol, se producen ronquidos que interrumpen la respiración (abnea) provocando más interrupciones en el sueño.

Demás está decir que al abusar del alcohol para poder dormir se puede desarrollar tolerancia y dependencia, ya que si suspendemos el consumo de alcohol vamos a experimentar insomnio e interrupción del sueño como parte del síndrome de abstinencia.

Ronny Schmatz Wolff

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