¿Me quieres? ¿Te atraigo?

¿Te cansaste de mí? ¿Te molesto? ¿Te aburres conmigo? ¿Realmente me amas? Todos sentimos la ansiedad que nos impulsa a hacer este tipo de preguntas.

Todos mantenemos la esperanza que las respuestas que obtengamos reafirmen nuestra seguridad y restablezcan la intimidad que sospechamos está desapareciendo. Esperamos que estas respuestas sean honestas y que de alguna manera disipen nuestras dudas. También sabemos lo difícil que es contestar estas preguntas honestamente, y que de alguna manera demuestren el amor que sentimos por nuestra pareja.

Estas preguntas son naturales y entendibles. Total en una buena relación de pareja: ¿Acaso no tenemos la libertad de expresarnos libre y honestamente? Si estamos de alguna manera preocupados que nuestra pareja se está alejando de nosotros: ¿Porqué no hacer preguntas simples para averiguar qué pasa?

Por otro lado para el que recibe las preguntas la cuestión no es tan simple. Casi siempre las preguntas están formuladas de tal manera que uno solo puede contestarlas de la manera que el interlocutor espera, si contesta de una manera no esperada, puede desencadenar un conflicto. “No me atraes como antes” o un “Te quiero de una manera diferente que antes”, son respuestas que no podemos darnos el lujo de responder a menos que ya tengamos la mochila repleta, es decir, los conflictos y desavenencias son tan fuertes dentro de nosotros que nuestras respuestas no van a validar la unión de pareja.

Si, estas preguntas son una expresión de la ansiedad que sentimos, pero también son una manera inadecuada de expresarse, el interlocutor puede sentirse coaccionado a emitir la respuesta esperada. El amor no es un interruptor, no se prende y apaga cuando lo queremos. En una estrecha relación de pareja pasamos por diferentes estados emocionales, le debemos a nuestra pareja una respuesta honesta, pero si las preguntas son simplistas, no encontramos la manera de ser honestos y a la vez reafirmar el lazo de unión de pareja.

Lo ideal sería buscar el momento adecuado, la correcta disposición de ánimo de tu pareja y expresar lo que sientes, utilizando un discurso conciliador, una entonación que no implique reproche, un momento para que “ambos” puedan comunicar sentimientos, resolver (si los hubiera) conflictos negociando alturadamente y reafirmar la unión de pareja.

Hacer este tipo de preguntas así, a quemarropa, no propician un dialogo honesto. No cedas ante la ansiedad que sientes, tomate tu tiempo, diseña una estrategia adecuada y obtendrás una respuesta honesta, si no es la que esperabas, ya estableciste un clima de comunicación en el cual ambos pueden trabajar en conjunto las insatisfacciones que sientan sin desencadenar un conflicto.

Ronny Schmatz Wolff

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